lunes, 22 de marzo de 2010

LA PRESIDENTA REUNIO A LOS BLOQUES OFICIALISTAS EN OLIVOS



Frente a los legisladores del PJ, Cristina prometió vetos y decretos
Reivindicó las atribuciones del Poder Ejecutivo para frenar eventuales leyes sancionadas con mayoría opositora en el Congreso. Además, defendió la actual transferencia de fondos a las provincias. Habló durante algo más de una hora.
La anfitriona, la dueña de casa, la Presidenta, empezó su discurso con una broma sobre su obsesión por los detalles de organización: "Como ven, no les puse números a la mesas, sino nombres de árboles, a partir de ahora vamos a fundar el partido verde", rió Cristina. La escuchaban alrededor de 120 legisladores del oficialismo sentados justamente en esas trece mesas, algunas de las cuáles se llamaban "Cedros" o "Yatay". A tres semanas de iniciada la avanzada de la oposición sobre el Congreso, el matrimonio presidencial abrió el quincho de la Quinta de Olivos para un almuerzo de camaradería con sus diputados y senadores.
Consciente de la nueva relación de fuerzas que existe en el parlamento, la Presidenta defendió ayer las herramientas legales con las que cuenta para detener posibles leyes sancionadas por opositores: "Nuestra Constitución es fuertemente presidencialista, y es por eso que permite el veto presidencial, el doble voto del presidente de la Cámara de Senadores en caso de empate en una votación, y la instrumentación de Decretos de Necesidad y Urgencia", dijo, según reconstruyeron varios de los presentes a Clarín. La mandataria insistió con esa idea también cuando agregó que es el Poder Ejecutivo el que debe guiar al Legislativo: "El artículo 99 fija claramente que la responsable política de la administración general de la República es la Presidenta, y le fija facultades al Congreso". Con tono de fastidio, le pidió a los legisladores opositores que "si quieren un sistema parlamentario, vayamos a una Reforma de la Constitución, no tengo problemas". El ministro del Interior, Florencio Randazzo, explicó después a Clarín que esa parte del mensaje presidencial fue para mostrarle a los legisladores que de ahora en más "no importa tanto lo que pase dentro del Congreso, sino lo que ocurra puertas afuera".
El nuevo escenario legislativo se llevó buena parte de la hora de discurso que la Presidenta dio frente a sus diputados y senadores. En varias oportunidades criticó a la oposición, sobre todo por ser una fuerza heterogénea: "Esta nueva alianza es de gente que no sabe qué hacer con lo que tiene, por una razón sencilla: no son una mayoría política, nosotros sí lo éramos y pudimos conducir el Parlamento". Frente a esta nueva situación, les pidió a sus legisladores que sean "inteligentes": "Yo sé que no es lo mismo ser oficialista cuando se está en minoría", dijo en un momento, y después rogó: "Por favor, no dejemos que nos choquen el Parlamento porque van a chocar lo que es el emblema de la política".
Como era de esperar, defendió el proyecto oficial para pagar la deuda con reservas del Banco Central. Aseguró que esa idea es "amplia y mayoritariamente aceptada por la sociedad argentina". Y se refirió a la jueza María José Sarmiento, la primera que frenó con una medida cautelar el Fondo del Bicentenario: "Si hubiera sabido que la Secretaría de Derechos Humanos había querellado el año pasado al padre de la jueza que intervino en la causa del Banco Central se la hubiera recusado".
A pocos metros de distancia, la escuchaba su marido, el ex presidente Néstor, quien ahora forma del Congreso desde que asumió su banca como diputado. El santacruceño se sentó junto al senador de su provincia Nicolás Fernández, el diputado Gustavo Marconato y la diputada tucumana Stella Maris Córdoba, entre otros. Cristina, por su parte, estuvo acompañada por el presidente provisional del Senado, José Pampuro, con quien se había distanciado en el último tiempo; por el presidente de la Cámara baja, Eduardo Fellner; y por los jefes de los bloques K en el Congreso, el senador Miguel Pichetto, y el diputado Agustín Rossi. Al contrario de los consejos presidenciales de los últimos días, que buscaron incentivar el consumo de pescado por sobre el de la carne, los comensales de Olivos comieron ayer un asado.
La Presidenta había empezado su exposición haciendo un panorama de las relaciones exteriores, y luego pasó a ocuparse de la política y de la economía. Jamás pronunció la palabra inflación. Tampoco se habló de inseguridad. Ni se oficializó formalmente el impulso de una nueva ley de coparticipación, un pedido de los gobernadores. Aunque Randazzo contó a la salida del almuerzo que en los próximos días convocará a los mandatarios provinciales para tratar esa cuestión. Esa ronda de encuentros podría coincidir con la discusión en el Senado por la reformulación del reparto del impuesto al cheque, un proyecto alentado silenciosamente por varios gobernadores, ya que busca quitarle a la Nación el manejo de 10 mil millones de pesos en beneficio de las provincias.

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